lunes, 28 de mayo de 2012

¿CORRALITO EN ESPAÑA?


Antes de nada, hay que preguntarse qué significa la palabra "corralito". Hace referencia a la restricción de la libre disposición de dinero, y tiene su origen allá por diciembre de 2001 en Argentina. El término en sí fue acuñado por un periodista argentino aludiendo al recinto cerrado vallado de madera donde descansan y juegan los bebés, siendo imposible su salida del mismo, por lo que la analogía además de ser muy acertada se extendió en el argot financiero por todo el mundo. 

¿Qué ocurrió en Argentina?

Después de sufrir una severa recesión en 1998, la deuda externa asfixiaba la economía argentina, además de tener un elevadísimo déficit fiscal y un sistema bancario extremadamente expuesto al Gobierno, por no hablar de las cifras de paro insoportables. Se intentó corregir el rumbo de la situación durante los años 2000 y 2001 llevando la austeridad por bandera y el déficit cero como mandato divino. Sin embargo, el pánico financiero se generalizó y se produjo una fuga masiva de capitales a otros países que el Gobierno de Fernando de la Rúa trató de cortar, para evitar el colapso del país. La medida estrella fue la prohibición a los ciudadanos de disponer libremente de sus rentas y ahorros, lo cual llevó al desplome de la actividad económica, del comercio, del consumo y del crédito. Consecuencias que aún coletean en la economía Argentina tras muchos años de esfuerzo y recuperación. 
¿Es comparable la situación en España?

Muchos de los antecedentes macroeconómicos argentinos los estamos sufriendo aquí, sin embargo, hay una diferencia fundamental: el EURO. Metafísicamente sería imposible un corralito en España gracias al club de la Unión Monetaria Europea, no obstante, ¿estamos tan protegidos como pensamos? Grecia pensaba que sí, y ayer mismo sufrió una fuga de 800 millones de euros, además de sufrir los rumores de su expulsión de la moneda común. Si la UE y el Banco Central Europeo (BCE) permiten su salida por la puerta de atrás, sería el más absoluto fracaso de la Unión Monetaria, traicionando los principios por los que juró regirse, provocando un descrédito y una irrelevancia sin parangón en el complicado orden mundial incipiente. Además, se abriría la veda a los mercados insaciables (con nombres y apellidos) que conforman lo que, en términos sociológicos, se llama la "clase corporativa global". Iríamos al fin del euro, y eso no nos lo podemos permitir.
¿Quién puede parar este despropósito?

Claramente el Banco Central Europeo. La medida más inmediata sería la emisión de eurobonos que avalen a todos los países de la Eurozona, e imprimir más billetes. Es decir, devaluar el euro aunque duela. No es lógico ni serio poner parches comprando deuda pública cada vez que se dispara la prima de riesgo y los mercados atacan a España. Como dice mi abuela, sabia donde las haya, eso es "pan para hoy y hambre para mañana". El BCE es el único a nivel mundial que cumple una única función, que no es otra que la estabilidad de precios y el control de la inflación. Ni la Reserva Federal de EEUU, ni el Banco de Inglaterra, ni antes el Banco de España se limitan a un papel tan reducido. Es innegable que el Banco Federal Alemán (Bundesbank) dirige la acción del BCE en esa única línea, de hecho, el BCE tiene sede en Frankfurt y no en Bruselas, curioso.

Puedo entender el trauma histórico de Alemania por la hiperinflación que la arrastró a las dos guerras mundiales, tras sufrir simultáneamente el desplome de su moneda debido a la devaluación para pagar las deudas, y a la vez, el disparo de los precios. Pero de ahí a obligar al BCE, que es de todos, a hacer caso omiso de los problemas de deuda, solvencia y financieros hay una diferencia enorme, con el riesgo de provocar lo que creen controlar, el colapso del euro.
¿Cuál es la actitud de Alemania?

La política alemana de Merkel ha ido y sigue encaminada a iniciar una Europa a dos velocidades, obligando a los países "del Sur" a cumplir con los objetivos de déficit, con el propósito (a mi juicio) de aumentar la competitividad de la UE en un futuro, a costa del exterminio del Estado de Bienestar y derechos sociales que caracterizan a estos países. No es tema de esta entrada, pero parece que Mariano Rajoy ha aceptado este contrato sacrificando el Estado Social y los derechos laborales, prueba de ello es la reforma laboral que dará lugar a un mercado de trabajo precario y poco cualificado, la campaña de criminalización de los sindicatos y la disminución del peso del Estado en los servicios públicos recortando hasta el 37.7% del PIB para 2015, volviendo a los niveles de ¡1981! Así, seguro que seremos más competitivos, pero a costa de nuestra protección social, abriéndose una brecha de desigualdad inimaginable.
¿Hay futuro?

Volviendo a la pregunta de si habrá un corralito en España, mi respuesta es NO, a no ser que el BCE no actúe con rapidez, ya que no podré mantener mi respuesta mucho más tiempo si seguimos con la prima de riesgo en 500 puntos, con un interés a pagar del 7%, con un sistema bancario en riesgo (Bankia hoy se desploma más del 29%) por rumores de activos tóxicos, con unos mercados desbocados temerosos ante una victoria del SPD alemán, con un riesgo de intervención que llevaría al fin de la moneda (rescatar a España no es rescatar a Grecia o Irlanda), etc. En fin, podría producirse la profecía que se cumple a sí misma, en la que un problema inexistente se convierte en real por los rumores y el pánico financiero, llevando a la gente a trasladar capitales, creando un problema donde antes no lo había. ¿Vamos a dejar que eso ocurra?
Finalizo con un mensaje optimista diciendo que Europa ha experimentado sus mayores avances y se ha reconstruido tras las crisis más difíciles de su historia. Hoy, estamos en uno de esos momentos cruciales para reconducir la situación y conseguir que este mal sueño no haya sido en vano. ¡La solución está en Europa!
 
MIGUEL CARLOS CASTILLEJO CALVO
Ingeniero en Telecomunicaciones
Militantes del PSOE y las JSM de Alcalá de Henares (Madrid)
@MiguelCarlosCC
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