Antes de nada, hay que preguntarse qué significa la
palabra "corralito". Hace referencia a la restricción de la libre
disposición de dinero, y tiene su origen allá por diciembre de 2001 en
Argentina. El término en sí fue acuñado por un periodista argentino aludiendo
al recinto cerrado vallado de madera donde descansan y juegan los bebés, siendo
imposible su salida del mismo, por lo que la analogía además de ser muy
acertada se extendió en el argot financiero por todo el mundo.
¿Qué ocurrió en Argentina?
Después de
sufrir una severa recesión en 1998, la deuda externa asfixiaba la economía
argentina, además de tener un elevadísimo déficit fiscal y un sistema bancario
extremadamente expuesto al Gobierno, por no hablar de las cifras de paro
insoportables. Se intentó corregir el rumbo de la situación durante los años
2000 y 2001 llevando la austeridad por bandera y el déficit cero como mandato
divino. Sin embargo, el pánico financiero se generalizó y se produjo una fuga
masiva de capitales a otros países que el Gobierno de Fernando de la Rúa trató
de cortar, para evitar el colapso del país. La medida estrella fue la
prohibición a los ciudadanos de disponer libremente de sus rentas y ahorros, lo
cual llevó al desplome de la actividad económica, del comercio, del consumo y
del crédito. Consecuencias que aún coletean en la economía Argentina tras
muchos años de esfuerzo y recuperación.
¿Es comparable la situación en España?
Muchos de
los antecedentes macroeconómicos argentinos los estamos sufriendo aquí, sin
embargo, hay una diferencia fundamental: el EURO. Metafísicamente sería
imposible un corralito en España gracias al club de la Unión Monetaria Europea,
no obstante, ¿estamos tan protegidos como pensamos? Grecia pensaba que sí, y
ayer mismo sufrió una fuga de 800 millones de euros, además de sufrir los
rumores de su expulsión de la moneda común. Si la UE y el Banco Central Europeo
(BCE) permiten su salida por la puerta de atrás, sería el más absoluto fracaso
de la Unión Monetaria, traicionando los principios por los que juró regirse,
provocando un descrédito y una irrelevancia sin parangón en el complicado orden
mundial incipiente. Además, se abriría la veda a los mercados insaciables (con
nombres y apellidos) que conforman lo que, en términos sociológicos, se llama
la "clase corporativa global". Iríamos al fin del euro, y eso no nos
lo podemos permitir.
¿Quién puede parar este despropósito?
Claramente
el Banco Central Europeo. La medida más inmediata sería la emisión de eurobonos
que avalen a todos los países de la Eurozona, e imprimir más billetes. Es
decir, devaluar el euro aunque duela. No es lógico ni serio poner parches
comprando deuda pública cada vez que se dispara la prima de riesgo y los
mercados atacan a España. Como dice mi abuela, sabia donde las haya, eso es
"pan para hoy y hambre para mañana". El BCE es el único a nivel
mundial que cumple una única función, que no es otra que la estabilidad de
precios y el control de la inflación. Ni la Reserva Federal de EEUU, ni el
Banco de Inglaterra, ni antes el Banco de España se limitan a un papel tan
reducido. Es innegable que el Banco Federal Alemán (Bundesbank) dirige la
acción del BCE en esa única línea, de hecho, el BCE tiene sede en Frankfurt y
no en Bruselas, curioso.
Puedo
entender el trauma histórico de Alemania por la hiperinflación que la arrastró
a las dos guerras mundiales, tras sufrir simultáneamente el desplome de su
moneda debido a la devaluación para pagar las deudas, y a la vez, el disparo de
los precios. Pero de ahí a obligar al BCE, que es de todos, a hacer caso omiso
de los problemas de deuda, solvencia y financieros hay una diferencia enorme,
con el riesgo de provocar lo que creen controlar, el colapso del euro.
¿Cuál es la actitud de Alemania?
La política
alemana de Merkel ha ido y sigue encaminada a iniciar una Europa a dos
velocidades, obligando a los países "del Sur" a cumplir con los
objetivos de déficit, con el propósito (a mi juicio) de aumentar la
competitividad de la UE en un futuro, a costa del exterminio del Estado de
Bienestar y derechos sociales que caracterizan a estos países. No es tema de
esta entrada, pero parece que Mariano Rajoy ha aceptado este contrato
sacrificando el Estado Social y los derechos laborales, prueba de ello es la
reforma laboral que dará lugar a un mercado de trabajo precario y poco
cualificado, la campaña de criminalización de los sindicatos y la disminución
del peso del Estado en los servicios públicos recortando hasta el 37.7% del PIB
para 2015, volviendo a los niveles de ¡1981! Así, seguro que seremos más
competitivos, pero a costa de nuestra protección social, abriéndose una brecha
de desigualdad inimaginable.
¿Hay futuro?
Volviendo a la pregunta de si habrá un corralito en
España, mi respuesta es NO, a no ser que el BCE no actúe con rapidez, ya que no
podré mantener mi respuesta mucho más tiempo si seguimos con la prima de riesgo
en 500 puntos, con un interés a pagar del 7%, con un sistema bancario en riesgo
(Bankia hoy se desploma más del 29%) por rumores de activos tóxicos, con unos
mercados desbocados temerosos ante una victoria del SPD alemán, con un riesgo
de intervención que llevaría al fin de la moneda (rescatar a España no es
rescatar a Grecia o Irlanda), etc. En fin, podría producirse la profecía que se
cumple a sí misma, en la que un problema inexistente se convierte en real por
los rumores y el pánico financiero, llevando a la gente a trasladar capitales,
creando un problema donde antes no lo había. ¿Vamos a dejar que eso ocurra?
Finalizo con un mensaje optimista diciendo que Europa
ha experimentado sus mayores avances y se ha reconstruido tras las crisis más
difíciles de su historia. Hoy, estamos en uno de esos momentos cruciales para
reconducir la situación y conseguir que este mal sueño no haya sido en vano.
¡La solución está en Europa!
MIGUEL CARLOS CASTILLEJO CALVO
Ingeniero
en TelecomunicacionesMilitantes del PSOE y las JSM de Alcalá de Henares (Madrid)
@MiguelCarlosCC
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miguelccc.blogspot.com